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PASO 2021: entre números y alarmas

El resultado de las elecciones del domingo 12 deja una derrota clara para el gobierno. Los números del resultado provisorio permiten cuantificar la magnitud del desafío que tiene el Frente de Todos para las elecciones de noviembre.


Por Lucas Villasenin.


¿Qué se juega en noviembre?


La oposición hace meses viene anticipando la disputa electoral. Sus sectores más radicalizados plantearon como alarma que el Frente de Todos podía aspirar a tener quórum propio en la cámara de Diputados alcanzando los 129 integrantes de su bloque parlamentario. Ese objetivo estaba muy lejos de las aspiraciones del oficialismo y se fue desdibujando con el correr de las semanas. Ese mensaje opositor fue una alarma para movilizar a su electorado y claramente tuvo algún eco en los resultados.


Luego de las PASO ese dispositivo defensivo de la oposición queda relativamente desarticulado. Nadie imagina seriamente que el oficialismo obtenga 9 diputados más. El Frente de Todos, que aspiraba a aumentar su representación en diputados, actualmente puede aspirar a no perder muchas más bancas en el Senado o en Diputados. ¿Cuántas son estas bancas en disputa? ¿A qué provincias corresponden?


De acuerdo a los resultados provisorios así quedaría la suma y resta de diputados y diputadas en cada provincia en caso de repetirse estos resultados en noviembre.


Cuadro 1: Resultado en el cambio de bancas a diputados nacionales con resultados provisorios de las PASO 2021:

Con este resultado el bloque del Frente de Todos tendría 117 diputados y el bloque de Juntos por el Cambio tendría 116. Entre las dos fuerzas alcanzarían los 233. El Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) alcanzaría los 4 diputados, Avanza Libertad 4, Córdoba Federal 4, Consenso Federal 2, el Frente Renovador de la Concordia 2, Frente Amplio Progresista de Santa Fe 2, Juntos somos Río Negro 2 y el Movimiento Popular Neuquino 2. Quedarían también los bloques con un solo integrante de Acción Federal y Producción y Trabajo. Para alcanzar el quórum el Frente de Todos necesitaría combinar el apoyo de los bloques provinciales, de Consenso Federal o el FIT con menos margen de lo que lo hace en la actualidad.

En el Senado es dónde el cambio sería más drástico para la institucionalidad parlamentaria. En el caso de repetirse los resultados la situación quedaría así:

Cuadro 2: Resultado en el cambio de bancas a senadores nacionales con resultados provisorios de las PASO 2021

Con este resultado el bloque del Frente de Todos quedaría con 35 senadores perdiendo el quórum propio de 37 senadores. Juntos por el Cambio se quedaría con un bloque de 31. En el Senado el Frente de Todos necesitaría el acuerdo con los bloques de Juntos Somos Río Negro, del Frente Renovador Misionero, del Movimiento Popular Neuquino y de Córdoba Federal para obtener quórum.


¿Qué necesita el Frente de Todos para noviembre?


La fuerza política mayoritaria en ambas cámaras debería tener como prioridad revertir los resultados electorales para el Senado. La composición futura de la cámara prácticamente no estaba en discusión en los meses previos a las PASO. Se esperaba que el oficialismo perdiera algunos integrantes de su bloque y que la oposición sumara algunos como resultado de su consolidación a nivel nacional. En la mayoría de las especulaciones no se esperaba la posibilidad de que los cambios fueran tan importantes como se presentan luego de las PASO y que el Frente de Todos perdiera la capacidad de tener quórum propio en el Senado.


Las provincias que mayor sorpresa trajeron para que este cambio fuera posible son La Pampa, Chubut y Santa Fe. En al menos dos de esas provincias el Frente de Todos debe revertir una diferencia superior al 10% de los votos si pretende mantener el quórum propio de cara a la próxima conformación del Senado en los próximos dos años.

En la cámara de Diputados la prioridad es menos urgente pero las cuentas marcan que hay una diferencia de menos del 3% con Juntos por el Cambio en la disputa por una banca en Río Negro y una banca más en Neuquén. También existe la posibilidad de que se pueda revertir el resultado en La Pampa o en San Luis (que tiene un antecedente semejante en 2017). La otra clave para ver si esta situación se puede modificar dependerá principalmente de un mejor resultado en la provincia de Buenos Aires.


¿Dónde están los votos?


Una comparación útil para pensar la próxima elección de noviembre es comparar los resultados de estas PASO con la elección general de 2019. Con esa comparación es posible pensar dónde está el antecedente inmediato a partir del cual ambas coaliciones pueden aumentar su caudal de votos.

Una clave para entender el potencial de ambas coaliciones está en la cantidad de participantes en las PASO. El 67% de participación de estas elecciones es el registro más bajo desde que comenzó a funcionar este sistema electoral en 2011. Pero más que el porcentaje de cara a las elecciones de noviembre, es importante pensar cuántos votantes menos asistieron a las urnas en esta ocasión.

Cuadro 3: Comparación de cantidad de participantes en elecciones pasadas



Con respecto a la elección general de 2019 en las primarias del último domingo participaron aproximadamente 4.450.000 votantes menos. A partir de esta caída en la participación es posible entender los resultados del Frente de Todos y Juntos por el Cambio. Ambas coaliciones lograron buenos o malos resultados habiendo obtenido millones de votos menos.

Cuadro 4: Diferencia de votos entre elección general de 2019 y PASO 2021



La baja en la cantidad de votantes hace difícil explicar el resultado electoral a partir de una migración clara de los votos de una coalición a otra pues se trató de una elección bastante menor comparada con las anteriores. Es evidente que ninguna de las fuerzas demostró crecer aunque claramente Juntos por el Cambio logro consolidar y movilizar más a su electorado de lo que lo hizo el Frente de Todos.

Es innegable que Juntos por el Cambio ganó y el Frente de Todos perdió pero afirmar que se eligió a una fuerza en desmedro de la otra motivando una migración relativamente masiva de votos es falso. Si el resultado electoral del domingo demostró una derrota del Frente de Todos no es para nada claro que ese voto castigo sea una migración del voto hacia la principal fuerza de oposición, que sacó más de 4 millones de votos menos que en la elección general de 2021. Las hipótesis son múltiples.

Donde es más evidente la migración de votantes del Frente de Todos es en las provincias con oficialismos distritales. En Córdoba, Misiones, Neuquén y Río Negro prácticamente obtuvo 1.100.000 votos menos. Con el derrumbe en la provincia de Buenos Aires y en Santa Fe, donde hubo internas atractivas de la oposición, se obtuvieron casi 2.950.000 votos menos.

En la Ciudad de Buenos Aires los 289.000 votos menos muy probablemente se puedan explicar por una menor participación. Pero múltiples fenómenos pueden dar respuestas a la baja en la cantidad de votantes del Frente de Todos. Una buena elección de fuerzas de izquierda (que prácticamente duplican los votos de la general de 2019) explican lógicamente una posible migración de votos. Tampoco se puede descartar una migración a fuerzas como Avanza Libertad en las comunas más populares o el apoyo a alguna de las listas de la interna de Juntos por el Cambio.

Si bien está claro quiénes ganaron y quiénes perdieron las elecciones primarias, los números analizados seriamente dejan un gran desconcierto sobre cómo analizar la enorme sangría de votos del Frente de Todos. Es evidente que las urnas dejan un mensaje de alerta y son un duro golpe para el gobierno pero los números no explican linealmente si esos votantes se quedaron en sus casas el último domingo, participaron de las internas de la oposición o aportaron al crecimiento de nuevas fuerzas políticas. Todas estas opciones son probables y muy difíciles de determinar en su justa proporción.

La necesidad de activar alarmas desde el Frente de Todos

Lo que parecería estar claro es que el Frente de Todos está obligado a enfocarse en ese universo de más de 6 millones de votantes que perdió en menos de dos años. Los resultados dejan la certeza que se trata de una fuga de votos difícil de recomponer pero que están lejos de tener una fisonomía determinada y definitiva en otras expresiones políticas. No existe algo así como “el espacio político de los que dejaron de apoyar al Frente de Todos” o un espacio que lo capitalice de manera directa y evidente.

Estos resultados de las PASO demuestran que la inestabilidad en el país también tiene sus fundamentos en los cambios en las decisiones electorales de la sociedad argentina. En dos años el panorama electoral cambia drásticamente. Incluso en pocos meses como entre agosto y octubre de 2019 el mismo macrismo logró sumar casi 2.700.000 votos. El mecanismo de alarma que utilizó el macrismo ante los pésimos resultados de agosto de 2019 le sirvieron para movilizar a su electorado en octubre de aquel año.

A diferencia de lo que sostienen muchos analistas no hay ninguna evidencia que pueda sostener que en la segunda vuelta esta vez vuelvan a ir a votar más votantes de Juntos por el Cambio que del Frente de Todos como en 2019. La situación actual es inversa. Si hay consenso de que el mensaje generalizado de la urnas fue para golpear al gobierno, evidentemente en las PASO predominaron las motivaciones de ir a votar en contra del oficialismo por sobre las motivaciones para apoyarlo. Al igual que en 2019, las alarmas para movilizar y motivar a su potencial electorado esta vez estarán del lado más golpeado en las PASO. Será cuestión de la inteligencia del Frente de Todos cómo activarlas para movilizar y volver a motivar a una buena parte de esos 6 millones de votos que dejó de tener en menos de dos años.




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